Los realities de Cuatro

Este miércoles se ha estrenado la cuarta edición del concurso-reality «¿Quién quiere casarse con mi hijo?», programa que yo nunca había visto hasta la fecha, pero al que le di una oportunidad esta vez porque el resto de cosas que había al hacer zapping no me convencían demasiado. ¿Telebasura? Sí, pero la mar de entretenida para echarse unas risas; y es que Cuatro viene apostando desde hace años por realities diferentes al paradigmático «Gran Hermano» que, dicho sea de paso, detesto profundamente.

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«¿Quién quiere casarse con mi hijo?», «¿Quién quiere casarse con mi madre?», «Granjero busca esposa», «Un príncipe para Corina», «Un príncipe para Laura», «Adán y Eva»… Todos ellos carne de trending topic y orientados a un target joven-adulto que se mueve como pez en el agua por las redes sociales, y que incluso adopta expresiones del programa como propias, saltando éstas de la pantalla a la calle.

De todos los ejemplos mencionados, solo he visto completo «Un príncipe para Corina». La edición siguiente, que tenía de protagonista a una chica llamada Laura, no fue tan grandiosa… Del resto, apenas fragmentos sueltos, porque cuando algo lleva la etiqueta de reality, me provoca cierta urticaria y tiendo a pasar de largo; pero reconozco que las propuestas de Cuatro tienen su aquel y que están bien pensadas para el público al que se dirigen (sin entrar en temas éticos, que darían para un debate muy interesante, ni en los chanchulleos de cuando se descubre que tal o cual participante es un actor, que algunos ya se conocían de antes o que todo estaba amañado).

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Pero lo que a mí me interesa realmente, además de los looks de diva con vestido y taconazo, es el estilo de la edición. Cómo con determinadas decisiones de montaje y postproducción se pueden crear situaciones desternillantes y enganchar a la audiencia. Cierto es que influyen otros factores como la personalidad de la presentadora (la gran Luján Argüelles en el 99% de los casos), y el casting (porque menudos personajes), pero la edición juega un papel clave.

Hay que ver cómo se lo pasan los editores de estos realities. Dan rienda suelta a su malevolencia y se pasan tres pueblos; pero es que si te apuntas a un programa así, ya sabes a lo que vas, bonit@. Y para muestra, un botón.

En fin, todo esto para decir que algún día me apetecería trabajar en una cosa así. Ser editora de un reality tróspido una temporadita para soltarme la melena. Aunque no sé yo si sabría ser tan malvada… ¡Seguro que me darían penita los concursantes! Jaja.

¿Qué opinas tú de los realities de Cuatro?

Luján Argüelles